Y tú, ¿eres un Inbetweener?
De acuerdo, primero deberíamos aclarar a qué nos referimos cuando hablamos de inbetweeners. Un inbetweener es un adolescente que se encuentra entre dos aguas; no es popular, pero tampoco todo lo contrario. Es, por naturaleza, una persona cuya posición social en la miríada de adolescentes no se encuentra claramente definida y que por ello tiende a pasar desapercibida. Es, en otras palabras, un chico o chica de peculiar personalidad y/o aspecto, que se sale de la norma y no acaba de encontrar su lugar dentro de ella. Y esto es precisamente sobre lo que trata la serie de la que me dispongo a hablar: de cuatro inbetweeners, a cada cual más inbetweener.
The Inbetweeners—prometo no volver a mencionar el término—es una serie cómica británica escrita por Damon Beesley y Iain Morris que consta de cuatro temporadas y que se emitió entre 2008 y 2010 en el canal E4, y cuyo éxito supuso la producción adicional de dos películas, la primera de las cuales se rodó parcialmente en Magaluf, Mallorca, pese a que argumentalmente la acción transcurre en Creta. ¿Qué lugar mejor que Magaluf para un grupo de cuatro jóvenes británicos para celebrar el final de sus días de instituto y convertirse así en hombres? Modo irónico activado.
¿Pero qué es lo que nos ofrece esta serie? En primer lugar, la caracterización de cuatro personajes tipo muy reconocibles en prácticamente cualquier instituto, que forman un grupo de amigos y se enfrentan a las dificultades que entraña el hecho de no ser popular en un período tan delicado como la adolescencia, siempre desde un punto de vista cómico. Will—el protagonista—es un chico que ha tenido que dejar atrás la excelente educación que recibía en el colegio de pago al que iba debido a recientes problemas económicos derivados del divorcio de sus padres, y que se ve «forzado» a compartir ahora las aulas de una escuela pública. Así sería más o menos como él lo expresaría. Es un chico inteligente y bastante altivo, en ocasiones incluso podríamos tildarlo de repelente, pero de buen corazón.
Al llegar al nuevo instituto, intenta ubicarse cuanto antes dentro de un grupo, que acaba por contar con tres integrantes más aparte de él. Simon terminará por ser su gran amigo, pese a que en un principio no acaba de aceptar a Will, precisamente debido a su altivez. Es, tal vez, el chico de carácter más neutro en la serie, no destaca excesivamente en nada si no es en sus esfuerzos por pertenecer al grupo de los populares, y es el que más se acerca a lograrlo. Además, desempeña el papel del amigo enamorado de una chica de popularidad superior, resultando en su desquiciamiento perpetuo. Neil es el tercero, un tipo bastante atolondrado, bobalicón y bonachón. Y finalmente tenemos a Jay, que es la viva personificación del adolescente que únicamente conoce un tema de conversación: el sexo. Todos hemos conocido a algún tipo como Jay, y pueden resultar bastante insoportables, pero en la serie la exageración del personaje es tal que podría decirse que un setenta por ciento del atractivo de esta producción proviene de este personaje.
No se requiere un gran esfuerzo de imaginación para suponer cual puede ser la temática de los episodios; las primeras fiestas, los primeros intentos de ligar, la camaradería entre amigos, el choque frontal con otros grupos de amigos rivales, la celebración por la obtención del carnet de conducir, y un largo etcétera. Nada nuevo, pero si original en cuanto al tipo de humor, y es que los temas mencionados suelen ser más propios de una producción americana, pero esta no lo es. Lo cierto es que cuando el éxito de audiencia de la serie se convirtió en un hecho constatado la MTV no supo contenerse y tuvo que realizar su propia versión, en un acto muy americano. Huelga decir que fue un fiasco total. ¿Para qué coger algo bueno y hacer de ello algo malo? No supieron darse cuenta de que el éxito fue fruto del humor británico que emana de modo natural en la serie, y que no podría haber funcionado de ningún otro modo.
En conclusión, esta es una comedia británica que personalmente me proporcionó muchas risas en su momento, aunque tal vez sólo le resulte interesante a aquellas personas que se encuentren en una franja de edad similar a la de los protagonistas. De lo contrario tal vez pueda resultar algo inocua, aunque a mí todavía me resulte graciosa pasados unos años, tal vez porque en mi día yo también fui un inbetweener—lo siento, no he podido cumplir mi promesa.