Better Call Saul or not
El universo de Breaking Bad está de vuelta. No, lo siento. No volveremos a ver a Walter White ni a Jesse Pinkman, ni siquiera el ojo avisor de Hank Shrader. Pero si tu personaje favorito era el inescrupuloso abogado Saul Goodman, entonces estás de enhorabuena. La cadena AMC y Vince Gilligan vuelven a la carga con este spin off centrado en el pasado del abogado que interpreta un brillante Bob Odenkirk.
La serie no podía empezar con mejor pie, y si Breaking Bad batía su récord de audiencia con el último episodio, Better Call Saul consigue una nueva marca al estrenarse con 6,9 millones de espectadores, según recogen diferentes medios de comunicación.
La premisa:
Los primeros siete minutos transcurren bajo el prisma de un incómodo pero elegante blanco y negro, acompañado de la melodía del tema Adress Unknown de The Ink Spots, la mítica banda afroamericana de los años treinta. Una canción que dirigirá nuestra mirada tanto por la cafetería en la que ahora trabaja Saul, como por su nuevo hogar. No hay diálogos ni voz narradora y tampoco son necesarios. La música y la paranoia persecutoria entre Saul y un misterioso cliente son suficientes para entender que todo ha cambiado en la vida del letrado después de la conclusión de Breaking Bad. Su nueva situación le obliga a querer rememorar quién era antes del descalabro y será a través del sonido de las antiguas cuñas radiofónicas que anunciaban su tórrido bufete el que nos conducirá al año 2002, cuando el exitoso Saul Goodman era Jimmy McGill, un mediocre jurista de Nuevo México.
Better Call Saul toma su nombre de un episodio de Breaking Bad donde Walter White y Jesse contratan al extravagante Saul Goodman tras unos problemas con la Agencia Federal Antidroga.
De Jimmy McGill a Saul Goodman
Han transcurrido seis años desde el estreno de Breaking Bad, en septiembre de 2008, y parece que Vince Gilligan y Peter Gould han decidido apostar por una fórmula que ya les supuso éxitos en el pasado. Si en la serie madre, se nos enseñaba el ascenso/caída de Walter White, como profesor de instituto en narcotraficante, ahora seremos testigos del mismo proceso de conversión en Saul. La diferencia la podremos encontrar en la mecánica del guion: Walter nos era presentado como el «bueno», que ante una situación límite, daba un giro a su vida con la intención de legar un futuro mejor a los suyos. El resultado ya lo conocemos, y con independencia de lo bienintencionados que pudieran haber sido dichos motivos, Walter descubriría demasiado tarde aquello de ·que «el crimen siempre paga».
No obstante, con Saul sería completamente diferente porque como espectadores sabemos de antemano de lo que es capaz. Le hemos visto en todo tipo de situaciones para comprobar que se trata de un personaje sin demasiada moral ni códigos éticos. Así y todo, dos años después de la conclusión de la serie, se nos regala la oportunidad de descubrir cómo se produjo su particular ascenso/caída, y esta funciona. Las piezas son parecidas, sí, pero no iguales y es por eso que atrapa desde el primer minuto. Al menos podemos respirar tranquilos porque no nos encontraremos con una copia de Breaking Bad, aunque habrá que tener una pizca de paciencia para dar el veredicto definitivo. Better Call Saul or not, ahora ya sabes los riesgos. Así y todo…¿lo llamarás?
Periodismo, divulgación y docencia.
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